Si Facebook fuera un país, sería una de las naciones más grandes del mundo, con cientos de millones de habitantes, conectados unos con otros, interactuando entre ellos y reaccionando casi de inmediato a los estados, noticias o “posteos” de cada habitante del país. Esto no está lejos de la realidad, todo lo contrario, es el día a día de una exorbitante cantidad de personas que ingresan a redes sociales, y desde ahí se exponen ante el mundo por medio de una publicación, twit, foto o video, que va calando dentro de Internet, llegando a cruzar cualquier límite o frontera.
Todo esto conduce a las preguntas, ¿qué habría pasado si Jesús hubiese tenido una cuenta de Facebook o un perfil de Instagram?, ¿cuántos seguidores hubiera alcanzado en sus cuentas de redes sociales?, ¿cuántos me gusta habrían alcanzado cada una de sus publicaciones? Sin duda alguna, el mensaje de nuestro Señor se habría esparcido a una velocidad impresionante, alcanzado a miles de personas en todo el mundo y generando todo tipo de reacciones, positivas y no tan positivas.
Es curioso imaginarse a María posteando en Facebook la desaparición de su Hijo o subiendo una foto en una cena familiar con José y el pequeño Jesús, o a Juan el Bautista subiendo una fotografía del bautizo del Señor, y cómo no imaginarse a Pedro etiquetando a Juan y Santiago en la Transfiguración del Señor. Las reacciones a la Pasión, Muerte y Resurrección sentidas en todos los rincones del mundo, para luego despedir al Señor en su Ascensión a los Cielos.
No obstante, ese no fue el panorama vivido por nuestro Señor ni por sus Apóstoles, quienes tuvieron una dura tarea para evangelizar y extender el mensaje de la Buena Nueva en todas direcciones.
Hoy en día, la cantidad de herramientas disponibles para evangelizar utilizando las redes sociales, ofrecen la oportunidad de llevar el Evangelio a millones de personas, incluso a aquellas que no han conocido a Cristo. Una simple oración, una imagen o una reflexión, son fácilmente expuestas en el mundo de los medios sociales, las cuales son compartidas, comentadas y gustadas por muchos.
Propagar la palabra de Cristo, el mensaje de María o la homilía del Papa genera una gran satisfacción personal y en la comunidad; la contribución a la evangelización puede ser tan sencilla como se quiera ver, y generar tal impacto en aquellos que la reciben, invitando a dar el todo por el todo para difundir la Buena Noticia.
Los comentarios o mensajes de las personas en agradecimiento al contenido de las redes sociales, es simplemente la mano de Dios actuando sobre los emisores y receptores del Evangelio. Las palabras llegan cuando se necesitan y tocan los corazones de aquellos que han pedido y se les concede, porque Dios es bueno todo el tiempo, y todo el tiempo Dios es bueno.
La tarea de evangelizar en redes sociales no termina, no culmina ni finaliza, más bien, se transforma día con día y genera retos mayores. El aprovechamiento de las tecnologías y medios sociales no es solo para las grandes industrias, empresas o comercios, sino que también puede ser utilizada por cualquier persona, comunidad o parroquia que desee de todo corazón, compartir las enseñanzas de Jesús, las vivencias de nuestra Madre María o meditar las palabras de Francisco.
Bosco Castillo Gaitán
Comunidad Fraternitas EG
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