lunes, 12 de junio de 2017

LECTIO DIVINA: Orar con la Palabra


Una de las cosas que más llama la atención a la hora de acercarse a la revelación que Dios nos ha dado por medio de su Hijo y Palabra eterna, es su continua inmersión en la historia. La Sagrada escritura pone al inicio de la creación una Palabra, la Palabra divina que puede realizar la Voluntad de Dios “el Señor todo lo que quiere lo hace” (Sal. 135, 6). Efectivamente, la Palabra de Dios, en cuanto que  expresión de su Voluntad tiene la capacidad de realizarla, sin embargo no es por ello una Palabra tiránica, la despótica manifestación del querer de un dios más preocupado por su propia gloria que por el bien de los hombres. 
Es una Palabra que inicia un recorrido en el que la mayor distancia la completó ella que, pronunciada por la boca del Altísimo, resuena en nuestros oídos como una continua declaración de amor “Con amor eterno te he amado” (Jer. 31, 3), por eso, aunque el hombre se haya alejado de Dios, queriendo abandonar sus mandatos, Él, cual Padre amoroso, siempre tuvo continuo cuidado de sus hijos. 
Así cuando el pueblo de la antigua alianza estaba oprimido por la violencia del Faraón en Egipto, fue Dios y el poder de su brazo quien los liberó, pero el Pueblo, ante el monte no veía imagen alguna solo escuchaba una Palabra (cfr. Dt. 4,12), es esa misma Palabra que llegada la plenitud de los tiempos fue pronunciada por el Santísimo Padre del cielo por medio del arcángel San Gabriel (Carta de San Francisco a todos los fieles, II redacción) y en el seno virginal de la doncella de Israel, esa Palabra, que en el principio estaba con Dios y era Dios (cfr Jn 1, 1) se hace carne y habita entre nosotros (Cfr. Jn 1, 14)
De esta manera, la Palabra que había iniciado la historia de todo cuanto existe, que liberó al pueblo del dominio del Faraón, ahora, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo y en el extremo de ese amor (cfr Jn. 13, 1) vuelto al Padre dice:aquí estoy señor para cumplir tu voluntad” (Hbr. 10, 7) y mediante su cruz, sangre y muerte nos ha salvado (Primera Regla de San Francisco XXIII) 
De modo que hacer Lectio divina, no es un simple ejercicio de piedad es afinar el oído para poder meditar en la mente y recibir en el corazón a aquel que es el camino para llegar al Padre la verdad eterna y la vida que nos colma de alegría. 
De modo que si deseas hacer Lectio divina, disponte separando un tiempo prudente y haciendo silencio para que la Palabra encuentre una tierra preparada y pueda dar fruto bueno en ti. Pide también la asistencia del Espíritu Santo que es quien nos conduce a la verdad. 
Ahora lee el texto y no lo hagas decir lo que quieres oír, déjalo que te diga lo que debe decirte, pregúntate ¿qué dice el texto? y si hace falta, lee el texto cuantas veces sea necesario. Este escalón se llama Lectio (lectura)
Ahora pregúntate ¿Qué te dice el texto a ti en este momento? No pienses en nadie más y deja que la Palabra te interpele, pregúntate ¿Qué te mueve? y no apures tu respuesta. Será bueno que sigas el consejo de San Ignacio de Loyola y pidas de Dios “conocimiento interno de tanto bien recibido, para que interiormente conociendo en todo pueda amar y servir” Este momento se llama Meditatio. (meditación)
Luego pregúntale a Dios ¿Qué quiere decirte? Y nuevamente no apures su respuesta deja que te responda como él desee y trata de abrirte a su respuesta. Entonces estarás en la Oratio. (oración)
De la oración pasarás al silencio de la contemplación y en ella descubrirás como responder a Dios que ha pronunciado tu nombre con la dulzura infinita del Padre, como un hijo que se duerme tranquilo en sus brazos. Y esto se llama Contemplatio. (Contemplación)
A la contemplación le seguirá la vida en la que harás obra cuanto has experimentado en la Lectio divina, pues como dice san Ignacio de Loyola “El amor se ha de ver más en las obras que en las palabras”. Y así harás la Actio. (Acción)
La Lectio es como el movimiento del corazón pues entrará en ti la Palabra y hará que en ti haya vida y vivas bien. Espero que este ejercicio te sirva y des fruto abundante.

Emmanuel Barrientos







lunes, 5 de junio de 2017

ES DE VALIENTES SER SANTOS

El corazón del hombre arde de sed, de hambre, de un deseo infinito de Dios, de un querer llenarse el alma con la gracia de aquel que le ha dado la vida y que a pesar de la propia realidad, de su pasado, de su historia, lo sigue llamando a servir, a dar su vida, a dejarlo todo y seguirlo y llevar con pasión el mensaje de la Buena Nueva anunciada por el mismo Cristo, quien durante toda su vida, no hizo más que cumplir a cabalidad con la voluntad del Padre y así rendirle gloria y honor a Él.

Y es que cuando a un hombre su corazón le late con tanto celo, no le queda más que rendirse al amor que lo provoca, que lo hace sentir así, que le inunda sus pensamientos, que lo plenifica y que lo guía en función de su propia santidad y la de sus hermanos. Es por ello, que al dar el sí, no se debe caer en la zona de confort ni sentir la confianza de que a partir de ahora todo será más fácil, al contrario, se debe incrementar esfuerzos, se debe redoblar la constancia en la oración, en la propia purificación y en todas las herramientas de que se disponga para la salvación del alma y de dar mayor gloria a Dios.

En medio de tanto ruido que ofrece el mundo, es muy fácil prestar oídos sordos al llamado continuo a la santidad y con ello, desviarnos de la ruta que nos ha de conducirnos al encuentro con el Señor. La sociedad está de cabeza y quién ignore esta realidad podría perder la suya en medio de tanta violencia absurda, de tanta degeneración de la persona, de tanto irrespeto por la dignidad de ser y de el odio que carcome la propia existencia de un hombre que por querer buscar la libertad según los criterios humanos, ha terminado siendo esclavo de sus propias cadenas.

Es de valientes ser santos en este momento histórico, en que los placeres se han vuelto más importantes que la dignidad, en que el respeto ha pasado a un último plano y se ha convertido en un privilegio exigido inclusive con violencia por algunos que creen que libertad  es que el mundo gire en torno suyo y que la verdad sea vista como un monopolio donde ellos sean quienes tienen la razón.

Hay que ser valientes hoy más que nunca, tomar nuestra cruz y emprender el camino donde podamos servir con ejemplo, santidad y misericordia a todo aquel que sufre, pues es mi hermano, y nunca podría serme indiferente a mí como persona y recordar que la mejor manera que tiene un cristiano de defender la fe que profesa es siendo imagen viva de Cristo en la tierra, llevando amor donde haya odio y siendo luz en medio de la oscuridad.

Ad Maiorem Dei Gloriam.

Dr. Alonzo Álvarez


viernes, 2 de junio de 2017

COMENTARIO DEL EVANGELIO: PENTECOSTÉS

Del santo evangelio según san Juan (20,19-23):
Espíritu de Libertad y reconciliación.
Ahora que estamos por concluir este gran domingo que es la Pascua la Iglesia nos vuelve a colocar en medio del cenáculo con las puertas cerradas, porque los discípulos estaban dominados por el miedo. De nuevo el resucitado se aparece en medio de nuestra vida para entregarnos su Espíritu, ¿Qué produce en sus discípulos, en nosotros, el Espíritu Santo?
En primer lugar produce paz, pero no la paz fría de los cementerios, la Paz que trae en Espíritu de Jesús tiene más que ver con la vida nueva que viene de Dios, que con la quieta calma del que deja pasar la vida delante de sus ojos sin hacer nada, en segundo lugar el Espíritu Santo nos reconcilia y nos envía como mensajeros y testigos de la reconciliación, porque nos lanza por los caminos del mundo para construir un mundo nuevo en el que sea posible la vida feliz del hombre libre de miedos, renacidos en la resurrección de Jesús.
Emmanuel Barrientos
Fraternidad EG
Pidamos a Dios nuestro Padre que nos envíe el Espíritu Santo como lo envió en Pentecostés a su joven Iglesia.
Oh Dios, Padre nuestro: Haz, te pedimos, que el Espíritu Santo nos sorprenda con el don del ardor y del vigor cristianos; que nos rejuvenezca y nos renueve como lo hizo con los miembros de la Iglesia recién nacida. Que tu Espíritu renueve nuestros días, nuestro amor y nuestra vida; que nos traiga ternura y alegría junto con apertura y acogida para con todos; que nos fortalezca con valentía y coraje para defender y apoyar todo lo que es recto y justo. Que el mismo Espíritu nos una en su amor y nos lleve a ti.Todo esto te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. 

#FRASE DEL DÍA


jueves, 1 de junio de 2017

#FRASE DEL DÍA


Y PRACTIQUÉ LA MISERICORDIA CON ELLOS


Reflexiones sobre la práctica de la misericordia en la periferia
Cuando san Francisco estaba por pasar de este mundo al Padre, hizo un recuento del camino que había recorrido, en el que descubría la constante presencia de Dios, ese que tuvo un punto de inicio el momento en el que Dios tocó el alma del pobre de Asís y lo hizo dejar la casa de su padre con sus riquezas para seguir pobremente al que para salvarnos, eligió ser pobre. 
Ese día en el que Dios suscitó en el hermano de Asís el deseo de seguir las huellas de Nuestro Señor Jesucristo quedó grabado como a fuego en el corazón de San Francisco ¿Qué pasó ese día? San Francisco nos lo dice en una brevísima frase: “el Señor mismo me condujo entre ellos, y practiqué la misericordia con ellos” (Test 2). Y te preguntarás ¿entre quiénes fue conducido San Francisco? Te responderá el mismo Santo: entre los leprosos y ¿Para qué fue conducido entre leprosos? Te dirá el pobre de Asís: para practicar la misericordia con ellos. 
San Francisco sabía que fue la gracia de Dios la que hizo posible que se rompiera la distancia que entre aquella población marginal, periférica, de hombres y mujeres muertos en vida y él, un joven de vida regalada y cómoda que sabía de fiestas y mujeres, al que poco le importaba el pobre y le asqueaban los leprosos. 
Si Dios no hubiera tocado su corazón, San Francisco de Asís no habría besado al leproso, no habría comenzado a andar su camino de conversión. ¿De qué, pues, puedes gloriarte? ¿En hacer obras de misericordia acaso? O ¿es tu erudición lo que te dará gloria? No, todo esto te ha sido dado, es un don de Dios el que seas misericordioso, eres por tanto un siervo inútil que ha hecho lo que debía hacer (Cfr Lc. 17,10), entonces ¿En qué podemos gloriarnos? en esto podemos gloriarnos – dice el pobrecillo de Asís - en nuestras enfermedades (cf. 2 Cor 12,5) y en llevar a cuestas a diario la santa cruz de nuestro Señor Jesucristo (cf. Lc 14,27). (Adm. 5,8)
Muchos franciscanistas piensan que el beso al leproso es al mismo tiempo el momento en el que Francisco, entrando en la intimidad del templo derruido que es la vida de un leproso escuchó la voz que desde el crucifijo a quien, en palabras del profeta Isaías, consideramos como un leproso, herido de Dios y humillado (Is. 53,4); le decía: “Francisco ve y restaura mi Iglesia que como ves amenaza ruina”
En este sentido, la reconstrucción de la Iglesia no consiste en una reforma de ritos o restauración de antiguas costumbres, tampoco consistirá en devolver el antiguo esplendor a las viejas edificaciones como si haciendo caso a las glorias pretéritas el hombre le pudiera devolver la vida a una Iglesia que rota por partes amenaza con caer, la verdadera restauración de la Iglesia consistiría, en cambio, en la devolver la dignidad al hombre desposeído de la misma, en colocar en el centro de la historia a quien ha sido arrojado a las periferias, los leprosorios se ubicaban en  las afueras de las ciudades. 
Restaurar la vieja Iglesia, es ver a los ojos al que hasta este momento solo ha sido digno de mi asco y besarle, descubrir que entre el leproso y yo no hay tanta diferencia, a la postre, los dos somos seres humanos “porque cuanto es el hombre delante de Dios, tanto es y no más” (Adm. 19, 2). 
Restaurar, en este sentido, es lo mismo que practicar la misericordia, no solamente a quienes nos aman porque “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.” (Lc. 6,32), es misericordiar como Dios nos ha misericordiado primero; hay que recordar el barro del estamos hechos, la hondura de la que fuimos sacados. La restauración de la Iglesia nos obliga a detenernos en el hermano, a no pasar por delante, a amarle y amándole dignificarle. Por eso en este momento de nuestra reflexión es bueno preguntarse ¿Quién es el leproso hacia el que Dios me quiere conducir? 
Oír la voz de Dios consistirá, también, en oír la voz del hermano. Santa Teresa de Calcuta oyó la voz del crucificado fundirse con la voz del leproso de Calcuta y al unísono gritar: “Tengo sed” ¿buscas servir a Dios? ¿Asistirlo? El mismo Señor en el Evangelio te responde: cada vez que auxiliaste a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me auxiliaste; con razón San Juan de la Cruz afirmó que “en el atardecer de nuestra vida se nos juzgará en el Amor”
Concluyamos afirmando que haber endulzado la figura del santo de Asís, privó de la fuerza avasallante a aquel primer encuentro con el leproso en el que el pobrecillo, movido por una fuerza superior, se venció a sí mismo y dejando de lado cuantos prejuicios que se interponían entre Él y su hermano, lo besó y abrazándolo, practicó con él la Misericordia. Quien ha roto con sus prejuicios y se ha vencido a sí mismo, puede alcanzar las cumbres del amor a las que ha sido llamado.  
Restaurar la Iglesia significa practicar la misericordia, pero no la misericordia de los mediocres sino la que cosió a Cristo a la cruz, la misericordia que vence al odio, que devuelve la libertad a los cautivos y la alegría a los tristes. Es la Misericordia de los máximos, la que hace avanzar a la historia por el verdadero camino de la dignidad humana. 
Por eso, cuando san Francisco de Asís, al concluir su vida aquí en la tierra se preguntaba dónde había comenzado toda su aventura, la respuesta fue clara: “el Señor mismo me condujo entre ellos, y practiqué la misericordia con ellos.” (Test 2)


Emmanuel Barrientos. 


miércoles, 31 de mayo de 2017

#FRASE DEL DIA


LA PARADOJA DEL HOMBRE DE HOY

Santa Clara, conocida como una princesa de Praga llamada Inés, prefirió abandonar la gloria de la cohorte, los placeres y la vida regalada de los palacios por la estrechez de un pobre conventillo, de la vida pobre de un grupo de mujeres que  hacían vida religiosa como monjas clarisas; decidió escribirle una serie de cartas, en una de ellas le decía:
“Magnífico y estupendo negocio: abandonar lo temporal por lo eterno, granjearse lo celestial por lo terreno, recibir el ciento por uno y asegurar para toda la eternidad la vida bienaventurada.” (1Cta Cl. 30) 
Santa Inés sabe, como lo sabía su amiga, que el ser humano es un proyecto de infinito y tiene “un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con herida que sólo se cure en el cielo.” (L. De Grandmaison) Aun sin saberlo, como dice San Agustín ,“nos hiciste para ti Señor y nuestro corazón permanecerá inquieto hasta que descanse en ti”. Por eso no se detiene en las cosas que, como espejismos en medio del desierto, ofrecen una alegría ilusoria, que no pueden curar la herida del corazón, que no pueden saciar la sed que solo Dios puede colmar.
Este anhelo por las realidades mayores, que pueden darle sentido a la vida del ser humano y que impulsaba las vidas de los grandes santos y de las personas que admiramos aún existe en nuestros corazones, pero la realidad que nos rodea, que ha ido dejándole cada vez menos espacio a Dios, nos ofrece otras cosas para saciar nuestra sed de infinito, ¡como si fuera posible apagar nuestra sed con lodo! 
Ahí es donde se gesta la paradoja del ser humano contemporáneo pues aunque busca  las realidades plenas, eternas y definitivas pero se contenta con lo pasajero y mediocre,  busca la felicidad que puede darle sentido a la vida pero la cambia por placer momentáneo 
Pero es aún más doloroso que tenga sed de un amor que dure para siempre y cuando  se deciden a iniciar sus relaciones lo hacen pensando en que aquello no  durará para siempre. 
Algo no está funcionando bien, por eso en nuestros días vivimos al lado de muchos que parecen zombis, andan por la vida sin vivir, sin esperanza. 
¿Qué  podemos hacer? el profeta Oseas nos hace una propuesta:
» ¡Volvamos a Dios! Si lo hacemos así, él vendrá a buscarnos; vendrá como el sol de cada día, ¡como las primeras lluvias que caen en primavera!» Os. 6, 3-5 Él podrá satisfacer nuestro corazón y dará sentido a nuestra vida.

Emmanuel Barrientos. 


lunes, 29 de mayo de 2017

#FRASE DEL DÍA



ORACIÓN POR NUESTRA FRATERNIDAD



Dios nuestro danos la gracia de ser una verdadera fraternidad.
Concédenos que nuestros hermanos sean misioneros alegres y creativos,
misioneros misericordiosos que muestren tu ternura a los hombres
y sepan ser sus compañeros de camino.

Concédenos ser una fraternidad alegre
que lleve al centro del mundo la Buena Noticia de tu amor.
Permite que seamos instrumentos de paz y reconciliación.
Haz que el mundo crea en ti por nuestro testimonio,
que con nuestras vidas llevemos a todos el buen olor de Cristo.

Sé tú nuestro guía,  camina delante de nosotros,
indícanos el camino que debemos transitar,
enséñanos la forma en que debemos servirte,
para que seas tú, el cimiento de Nuestra Fraternidad Evangelii Gaudium.






viernes, 26 de mayo de 2017

#FRASE DEL DÍA 26 DE MAYO


COMENTARIO DEL SANTO EVANGELIO

Conclusión del santo evangelio según san Mateo (28,16-20)
Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos.
Cristo ha culminado la obra para la que el Padre le había enviado. Jesús ya les había dicho a sus discípulos que volvería al Padre, que nos enviaría un defensor, que Él cuidaría de nosotros siempre. Ahora está reunido con sus amigos en el monte, esta será la última vez que sus amigos le vean, es seguro que aquella escena este llena de sentimientos contradictorios, por eso el autor sagrado dice: “Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.”
Jesús los ve, con una mirada que penetra sus corazones y los fortalece a la vez que les da una misión: “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”. Jesús los conoce, sabe quiénes son: entre ellos hay quien lo ha negado, otros que lo abandonaron, pero también entre ellos está el discípulo amado. Es a ese grupo de hombres temerosos, llenos de dudas, con sus faltas y virtudes, al que Jesús confía la misión de llevar a todos los pueblos la Buena Noticia de Jesús.
Y porque Jesús los conoce, así como nos conoce a nosotros y sabe que sin Él no podremos hacer nada nos deja su promesa, una certeza para sus amigos: “yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos” cuando las tareas te sobrepasen y te sientas pequeños ante retos y problemas de la vida recuerda “Él esta contigo siempre”, cuando la tentación te invite a caer el pecado alejándote de Dios recuerda lo dicho por Jesús: yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos, si experimentas soledad y tristeza nunca olvides “Él está con nosotros todos los días” pon en Él tu confianza, que Él te dé fuerzas. Si te ha dado una tarea, es porque confía en ti.
Emmanuel Barrientos
Comunidad Fraternitas EG
Oremos para que el Espíritu del Señor resucitado nos guíe siempre.
Oh Dios y Padre nuestro: Nuestro Señor resucitado, Jesucristo, vive ahora glorioso en tu presencia. Cuando seguimos mirándole oculto ya en las nubes, haz que volvamos a la tarea que él nos ha asignado aquí en la tierra y que aprendamos a reconocer su rostro en nuestros hermanos. Y cuando nos sintamos demasiado apegados a esta tierra, recuérdanos que un buen día completarás la obra de Jesús en nosotros y nos llevarás a tu gloria y alegría eternas por los siglos de los siglos.


jueves, 25 de mayo de 2017

EVANGELIZANDO EN REDES SOCIALES

Si Facebook fuera un país, sería una de las naciones más grandes del mundo, con cientos de millones de habitantes, conectados unos con otros, interactuando entre ellos y reaccionando casi de inmediato a los estados, noticias o “posteos” de cada habitante del país. Esto no está lejos de la realidad, todo lo contrario, es el día a día de una exorbitante cantidad de personas que ingresan a redes sociales, y desde ahí se exponen ante el mundo por medio de una publicación, twit, foto o video, que va calando dentro de Internet, llegando a cruzar cualquier límite o frontera.

Todo esto conduce a las preguntas, ¿qué habría pasado si Jesús hubiese tenido una cuenta de Facebook o un perfil de Instagram?, ¿cuántos seguidores hubiera alcanzado en sus cuentas de redes sociales?, ¿cuántos me gusta habrían alcanzado cada una de sus publicaciones? Sin duda alguna, el mensaje de nuestro Señor se habría esparcido a una velocidad impresionante, alcanzado a miles de personas en todo el mundo y generando todo tipo de reacciones, positivas y no tan positivas. 

Es curioso imaginarse a María posteando en Facebook la desaparición de su Hijo o subiendo una foto en una cena familiar con José y el pequeño Jesús, o a Juan el Bautista subiendo una fotografía del bautizo del Señor, y cómo no imaginarse a Pedro etiquetando a Juan y Santiago en la Transfiguración del Señor. Las reacciones a la Pasión, Muerte y Resurrección sentidas en todos los rincones del mundo, para luego despedir al Señor en su Ascensión a los Cielos.

No obstante, ese no fue el panorama vivido por nuestro Señor ni por sus Apóstoles, quienes tuvieron una dura tarea para evangelizar y extender el mensaje de la Buena Nueva en todas direcciones. 

Hoy en día, la cantidad de herramientas disponibles para evangelizar utilizando las redes sociales, ofrecen la oportunidad de llevar el Evangelio a millones de personas, incluso a aquellas que no han conocido a Cristo. Una simple oración, una imagen o una reflexión, son fácilmente expuestas en el mundo de los medios sociales, las cuales son compartidas, comentadas y gustadas por muchos.

Propagar la palabra de Cristo, el mensaje de María o la homilía del Papa genera una gran satisfacción personal y en la comunidad; la contribución a la evangelización puede ser tan sencilla como se quiera ver, y generar tal impacto en aquellos que la reciben, invitando a dar el todo por el todo para difundir la Buena Noticia. 

Los comentarios o mensajes de las personas en agradecimiento al contenido de las redes sociales, es simplemente la mano de Dios actuando sobre los emisores y receptores del Evangelio. Las palabras llegan cuando se necesitan y tocan los corazones de aquellos que han pedido y se les concede, porque Dios es bueno todo el tiempo, y todo el tiempo Dios es bueno.

La tarea de evangelizar en redes sociales no termina, no culmina ni finaliza, más bien, se transforma día con día y genera retos mayores. El aprovechamiento de las tecnologías y medios sociales no es solo para las grandes industrias, empresas o comercios, sino que también puede ser utilizada por cualquier persona, comunidad o parroquia que desee de todo corazón, compartir las enseñanzas de Jesús, las vivencias de nuestra Madre María o meditar las palabras de Francisco.

Bosco Castillo Gaitán

Comunidad Fraternitas EG


miércoles, 24 de mayo de 2017

MI GRAN AMOR AMANTE

Unos simples versos
para mi gran amor amante
para mi luz mi sueño y gloria
para mi destello deslumbrante

con los cantos que sueñan con tenerte

y las tardes completas que he deseado amarte
tomo esta noche en mis manos estas letras
y las hago venir a contemplarte

porque así huyo y me fugo del mundo

entre nubes y bosques busco tu rostro
me arrastra la voz que me llama
y la belleza que me hacen dejarlo todo

y sigo buscando hasta encontrarte

porque eres mi gran amor amante
no quiero nada, solo complacerte 
y así harás que mi amor te cante.

Unos simples versos, más que eso, 

mi vida he de ofrecerte,
has padecido por amor a mí
y yo por amor quiero agradarte

ya no me falta este mundo

únicamente me basta encontrarte
saber que me amas y consuelas
y me darás pureza para amarte

para ser este casto, puro y pobre,

que ore siempre y a cada instante,
un santo varón ante los hombres
y ante mi Dios, su gran amor amante.



Dr. Alonzo Álvarez





MARÍA AUXILIADORA


Hoy estamos celebrando la fiesta de una de las advocaciones marianas más conocidas: María Auxiliadora de los cristianos.
Vamos a repasar la historia de esta bella advocación.
Desde los primeros cristianos se conocía a la Santísima Virgen como la “Boetéia”, “La que trae auxilios del Cielo”. Dentro de algunos textos de los grandes santos de los primeros siglos del cristianismo tenemos a San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, quien es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte".
En 1571 el Papa San Pío V, en agradecimiento al visible y singular socorro que María Santísima presentó a los cristianos en la Batalla de Lepanto, condecoró a la Madre de Dios con el título “Auxilio de los Cristianos”, añadiéndolo a las Letanías Lauretanas.
En 1683 en Baviera, Alemania, por haber sido librada de los turcos, se erige en Viena la primera cofradía en honor a María Auxiliadora.
En 1814. El Papa Pío VII, le prometió a la Virgen María que si lo libraba de la prisión, en la cual el Emperador y enemigo de la fe Napoleón Bonaparte lo encarceló, le establecería una nueva fiesta en la Iglesia. La Virgen María lo auxilió y el 24 de mayo de 1814 el Papa regresa triunfante a Roma, por lo que establece la Fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo.
Es precisamente un santo torinés llamado San Juan Bosco, quien al ver los desastres en la niñez y juventud de Turín producto de las devastaciones de las guerras napoléonicas, funda una congregación religiosa bajo la guía profética de María Auxiliadora, para precisamente auxiliar a los niños y jóvenes en riesgo social: la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, conocidos como los Salesianos (en 1859) y la rama femenina (con la ayuda de Santa María Dominga Mazzarello), que atiende niñas y muchachas en riesgo social, las Hijas de María Auxiliadora (en 1855).
En San Juan Bosco, conocido como Don Bosco, ha sido el instrumento de Dios para propagar la devoción a María Auxiliadora y es que estos dos santos van de la mano que es imposible recordar a uno y no recordar al otro. Fue de las últimas misiones encomendadas por Don Bosco a sus salesianos y las Hijas de María Auxiliadora, que se esparciera la devoción a María Auxiliadora: “Propagad la devoción al Santísimo Sacramento y a María Auxiliadora”.
Oración a María Auxiliadora de los Cristianos compuesta por San Juan Bosco:
¡Oh María Virgen Poderosa! Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia; Tú, Auxiliadora del pueblo cristiano; Tú, terrible como un ejército en orden de batalla; Tú, que sola destruyes los errores del mundo, defiéndenos en nuestras angustias, auxílianos en nuestras luchas, socórrenos en nuestras necesidades, y en la hora de la muerte, recíbenos en el eterno gozo. Amén


viernes, 19 de mayo de 2017

Comentario del Evangelio...

Del santo evangelio según san Juan (14,15-21)
"Si me ustedes me aman guardaran mis mandamientos".
Así inicia el Evangelio de este domingo, parece que Jesús pone en condicional el amor de sus discípulos, si de verdad me amas entonces cumplirás mis mandamientos. En este sentido parece que la ley es superior al amor, pero existe otra manera de entender este Evangelio.
Si de verdad me amas no tendrás problema en guardar mis mandamientos, no te parecerá gravoso seguir mi ley, que es la ley del amor. No te costará hacer caso a la voluntad de mi Padre. Si me aman guardaran mis mandamientos. Y para que puedas cumplir con la ley de libertad – agrega el Señor- pediré a mi Padre que te envíe el Espíritu de la verdad, que te defenderá en medio de un mundo que se opone con violencia quien me sigue, y para que no te sientas huérfano me quedaré contigo.
Agradezcamos al Padre este don maravilloso de su Espíritu, que nos fortalece para cumplir con la ley del Amor, porque nosotros le amamos y queremos guardar sus mandamientos.
Emmanuel Barrientos
Coordinador FEG
Oremos con plena esperanza para que el Espíritu Santo sea derramado sobre nosotros.
Padre de nuestro Señor Jesucristo: Tu Hijo nos prometió que no nos dejaría huérfanos. Danos el Espíritu de la Verdad, para que esté con nosotros y viva en nosotros y así sepamos a dónde nos encaminamos; y para que sigamos a Jesucristo en el camino que conduce a ti y a los hermanos.
Que este Espíritu encienda en nosotros el amor de Jesús, para que hagamos visible y tangible a todos la Buena Noticia de su amor. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. 


viernes, 12 de mayo de 2017

COMENTARIO DEL EVANGELIO

Del santo evangelio según san Juan (14,1-12)
Confiar en Jesús
Jesús sabe que le queda poco tiempo con sus amigos, estamos a pocas horas de la hora culmen de su ministerio; Jesús lo sabe y usa estos últimos momentos para darles esperanza, por eso les dice: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí” Él ha preparado para nosotros un destino glorioso, un bien mayor del que podríamos imaginar.
Confiemos en Jesús, Él es el camino puesto que es la verdad que lleva a la vida, por Él podemos llegar al Padre, Él está la plenitud de la vida.
Confiemos en Él, nuestra fe puesta en Jesús hará que demos frutos como el sarmiento adherido a la vid, un fruto abundante como la tierra buena que ha recibido la semilla de la Palabra. Obras aún mayores, porque nosotros somos los continuadores de la obra de Jesús, los constructores del Reino.
Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de poner nuestra confianza en Él.
Te suplico, oh Señor, que la ardiente y dulce Fuerza de tu amor arrebate mi mente de cuantas cosas hay bajo los cielos, a fin de que yo muera por amor del amor tuyo como Tú te dignaste morir por amor del amor mío.
San Francisco de Asís
Emmanuel Barrientos
Coordinador FEG


lunes, 8 de mayo de 2017

EN EL SILENCIO DE LA ORACIÓN...


"Solo en el silencio de la oración se sabe a qué sabe Dios".


Sin duda alguna, esta expresión de San Ignacio de Loyola ha marcado mi vida fuertemente, de la misma manera en que la experiencia de sus ejercicios espirituales lo han hecho. El cristiano es una persona antes que nada, y eso, por naturaleza, lo hace débil, propenso a cometer yerros, a tropezar, a caer, a levantarse y volver a tropezar... y muchas veces, con la misma piedra.

Lo que el cristiano debe tener en cuenta, no solo en su intelecto sino en lo más profundo de su corazón es que hay un Dios lleno de misericordia que espera igual que el padre del hijo pródigo (Lc 15, 11-32) a que su hijo malagradecido vuelva a Él, pero no para reclamarle ni para darle un merecido castigo, sino para cubrirlo de abrazos, de besos, de caricias y así, mirándolo a los ojos, tomarlo de las manos y decirle: hijo mío, te estaba esperando, te amo. Si el cristiano siente y sabe eso, buscaría de inmediato el camino que debe seguir para encontrarse con su padre.

El camino que conduce a Dios es muy distinto de los caminos que el mundo nos ofrece cada día; el camino que conduce a Dios es un camino silencioso muchas veces, es un camino difícil porque irás por lugares que  muchos no entenderán, despreciarás títulos, preferencias, halagos, primeros puestos, ya que tu preocupación principal será servir a los que más lo necesitan y fortalecerte vos mismo en la eucaristía y en el tiempo de oración que, a pesar de todo el trabajo que tengás que hacer, siempre, pero siempre, encontrarás el momento y el lugar para estar a solas con Dios, para cerrar tus ojos y para estar con Él. Dios nos invita a retirarnos a un lugar solitario (Mc 6, 31), quiere que dejemos en Él todas nuestras preocupaciones, cansancios, dolores... quiere que lo busquemos en el silencio y seamos constantes en la vida de oración, porque un cristiano debe hacer de su vida oración, debe ser otro Cristo, un apasionado del Evangelio, que ame y que sea misericordioso, nunca un juez acusador, debe tener olor a oveja, y estas lo escucharán, tal como lo menciona el papa Francisco en su exhortación apostólica, Evangelii Gaudium. 

Dr. Alonzo Álvarez





viernes, 5 de mayo de 2017

EL CRISTIANO A LA LUZ DE LA ESPIRITUALIDAD EUCARÍSTICA

El verdadero cristiano trasciende: es decir, va más allá. No se conforma con ser bueno, ya que el verdadero seguidor de Cristo quiere ser santo y se esfuerza cada día, por actuar como Él, por pensar como Él, ser, como como Francisco de Asís, un Alter Christus, y llevar una experiencia de vida que permita ineludiblemente ser esa imagen del Hijo de Dios, logrando que los demás puedan ver a Dios en él, en su integridad. 

El verdadero cristiano es un hombre de oración, es una persona que en su agenda diaria dobla rodilla ante el Señor, lo busca en el Sagrario para adorarlo, para contemplarlo, para estar con Él; lo busca en la Eucaristía para hacerse uno con Él, para alimentarse del manjar más pleno que un ser humano pueda tener, el pan de vida eterna, y, al alimentarse se plenifica, se llena de goza y de fuerza para ir al mundo a hacer lío, como dice el papa Francisco, a confundir a los sabios, a nadar contra corriente y a pesar de las tentaciones cotidianas es capaz, a pesar de su debilidad y flaqueza de suplicarle al Señor que le conceda mantenerse fiel a su voluntad en cada paso que dé. 

El verdadero cristiano, tiene fe y confía, confía en el amor, en la misericordia, confía en que el corazón y la bondad de Dios son más grandes que la mayor suciedad del pecado que pueda tener durante toda su vida, asimismo, es una persona humilde, que es capaz de despojarse de lo que tiene si es necesario, no se apega a las cosas, y así, como los franciscanos son capaces de vivir con la filosofía de vida: tener lo mínimo necesario y no lo máximo permitido. 

El verdadero cristiano reconoce sus culpas y pide perdón, pero al pedir perdón y ser perdonado no se queda en las palabras, actúa, se siente como aquel hombre de la parábola que debía mucho y le perdonaron todo; agradece la misericordia y se pone en marcha hacia la santidad, toma caminos distintos a los que había tomado durante tanto tiempo y lucha por ser santo, por mantener la belleza de su alma sin pecado, y dice y vive aquel hermoso pensamiento del hermano Rafael: “(…) sólo Dios, hermano, sólo Dios.” 



Por otro lado, la Espiritualidad Eucarística ha de sintetizarse de la siguiente manera:

La Eucaristía es la escuela en la que el cristiano aprende a ser discípulo de Cristo “manso y humilde de corazón”, es decir, aprende a combatir el orgullo, la sed de dominar, de aparecer, de ser admirado; aprende a servir, y sobre todo a “perder la  propia vida” en el don de sí a Dios y a los hermanos”.

Dr. Alonzo Álvarez



COMENTARIO DEL EVANGELIO

Del santo evangelio según san Juan (10,1-10):
A veces vemos nuestra propia vida y reconocemos que hay una herida profunda que no nos deja ser plenamente felices, participar de la vida que Jesús nos vino a traer, una vida que es abundante. La razón tal vez se encuentre en que no escuchamos su voz, “y las ovejas (que son suyas) atienden a su voz” ¿La razón? La razón es que en nuestro entorno hay mucha bulla, muchas voces gritan a nuestro corazón diciéndonos que tienen la receta de la felicidad pero la verdad es que entran solo “para robar y matar y hacer estragos” por eso no podemos poner nuestra felicidad en las cosas pasajeras, y como dice San Ignacio de Loyola: “el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para alcanzar el fin para que fue creado, y tanto debe alejarse de ellas cuanto sean obstáculo para llegar a la meta final” la Vida plena.
Porque “El hombre ha sido creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su alma” (Sn Ignacio de Loyola) por eso tu corazón no se contenta con cosas pequeñas, porque has sido creado para el Cielo y solo Dios puede darle verdadero sentido a tu vida.
Por fin: Consideremos todos los hermanos al buen pastor, que por salvar a sus ovejas sufrió la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la persecución, en la vergüenza y el hambre, en la enfermedad y la tentación, y en las demás cosas; y por esto recibieron del Señor la vida sempiterna. Por eso es una gran vergüenza para nosotros, siervos de Dios, que los santos hicieron las obras y nosotros, recitándolas, queremos recibir gloria y honor. (San Francisco de Asís)
Oremos pidiendo a Dios que nos ayude a seguir huellas de Nuestro Señor Jesucristo:
Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios, concédenos hacer por ti lo que sabemos que tú quieres, y siempre querer lo que te agrada, para que, interiormente purificados, iluminados y abrasados por el fuego del Espíritu Santo, podamos seguir las huellas de tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y por sola tu gracia llegar a ti, Altísimo, que, en Trinidad perfecta y en simple Unidad, vives y reinas y eres glorificado, Dios omnipotente, por todos los siglos de los siglos. Amén.
(Oración escrita por san Francisco de Asís)
Emmanuel Barrientos
Coordinación de Fraternitas EG

NACIDOS PARA SER LIBRES

"Nacimos para ser libres y que nuestro corazón pertenezca solo a Dios"
San Ignacio de Loyola.

El encuentro personal con Dios lleva al hombre a querer, ineludiblemente, dejarlo todo para estar con Él.

Estar con Dios, significa ser testimonio para los hermanos, estar con Él, significa llevar una vida coherente con el Evangelio, significa luchar con voluntad y determinación contra todo aquello que nos aparte o nos pudiere apartar de su presencia y de su gracia.

Nacimos para ser libres, por ello hemos de entregar esa libertad al servicio y voluntad de Aquel que es la vida, de Aquel que es el Amor. Esa libertad debe estar fortalecida con una vida orante, donde los tiempos de oración sean respetados, vividos, fortalecidos y añorados con ansias en el día a día de nuestra vida.

Nacimos libres y tantas veces nos hacemos esclavos: del trabajo, de algún vicio, de las personas, de las necesidades de glorias terrenas, de amor humano; por ello debemos pedir la gracia para que en medio de todo aquello que nos separa verdaderamente de la libertad en el Señor, podamos iniciar con convicción el camino que nos conduce hacia Él.




Dr. Alonzo Álvarez


LECTIO DIVINA: Orar con la Palabra